LA CÚRCUMA LONGA
La palabra española Cúrcuma
procede del término árabe Kourkoum que significa Azafrán. Y es que los árabes
pensaban que la cúrcuma era una variante del azafrán quizás porque ambas
especias tiñen los alimentos de un tono amarillo intenso muy similar.
Por eso
se conoce a la cúrcuma como “el Azafrán de las Indias” aunque no tenga su
perfume sutil y aromático.
De ahí que en la Unión Europea
esté hoy aprobado su uso como colorante alimentario bajo el código E-100.
Pero, ¿de dónde se extrae la
Cúrcuma?
Pues del rizoma, es decir, del tallo horizontal y subterráneo de la
planta arbustiva Cúrcuma Longa
- perteneciente a la familia de las Zingiberáceas - que se caracteriza por
poseer unas hojas elípticas de hasta un metro de largo y cuyas flores son
amarillas y en forma de espigas.
De él se extraen las sustancias biológicamente
activas que le confieren sus conocidas propiedades medicinales y que en forma
de extracto pulverizado posee un sabor dulzón si bien con un toque ligeramente
amargo y/o picante.
En cuanto a su composición los
estudios llevados a cabo en los últimos años han revelado que entre el 45 y el
55% del rizoma es un almidón gelatinizado compuesto de polisacáridos
inmunológicamente activos del tipo arabinogalactanos que actúan en la
activación de la fagocitosis y son los que la confieren sus propiedades como
antiagregante plaquetario.
Entre el 3 y el 7% es un Aceite Esencial compuesto
por sesquiterpenos monocíclicos (alfa y beta-turmerones, ar-turmerones,
alfa-curcumenos y zingibereno) y cantidades menores de cetonas sesquiterpénicas
(llamadas turmeronas) y monoterpenos
(como el cineol).
Igualmente contiene entre un 3 y un 5% de unos pigmentos
polifenólicos llamados curcuminoides, fundamentalmente curcumina (o
diferuloilmetano) – sustancia a la que debe sus principales propiedades
terapéuticas, demetoxicurcumina, bis-demetoxicurcumina y ciclocurcumina.
También contiene un péptido soluble en agua llamado turmerina - que ha
demostrado tener efectos antioxidantes, proteger el ADN y una clara acción
antimutagénica y cantidades variables de vitamina C, carotenos y minerales
como el calcio, el hierro y el sodio.
Añadiremos que el estómago y el intestino
delgado absorben sólo un 65% de la Cúrcuma ingerida siendo el resto excretado
por la bilis, las heces y la orina a las 48 horas de la ingesta.
En cuanto a
sus posibilidades terapéuticas procede decir que la Cúrcuma se emplea en Asia
desde hace más de 2.500 años para tratar procesos infecciosos en general y,
por tanto, resfriados, gripes, enfermedades de la piel, úlceras..., ya que es
antibacteriana, antivírica – incluso en el caso del VIH o virus del Sida,
fungicida y antiparasitaria pero también es útil en procesos inflamatorios y
dolorosos.
Y además es hepatoprotectora, hipolipidemiante, carminativa – elimina
los gases e inmunomoduladora. Es más, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) reconoce su utilidad en casos de dispepsias hiper o hiposecretoras.
Además está constatada su eficacia para tratar afecciones de la piel como la psoriasis
y el eczema así como para prevenir las dolencias cardiovasculares y el cáncer.
En suma, puede afirmarse que
la Cúrcuma: Es Antimicrobiana
Un grupo de expertos del
Departamento de Bioquímica y Biología Molecular del Instituto de Nutrición y
Tecnología de los Alimentos de Granada
(España) publicó el año 2000 en
Ars Pharmaceutica un artículo en el que se recogían datos de numerosos estudios
llevados a cabo en todo el mundo con
la cúrcuma o alguno de sus
principios activos. Y en él se explicaba que en
1974 se había constatado in
vitro que el extracto alcohólico de la
curcumina y sus aceites
esenciales eran eficaces a la hora de combatir las
bacterias gram-positivas. Y en
1978 que poseían actividad antifúngica. Y,
posteriormente, que lo mismo
ocurre ante la salmonella.
Asimismo se destacaba su eficacia como
antiparasitario.
Aún más: se decía que en 1993
se había contrastado que la curcumina
inhibe “la replicación final de
la expresión genética del virus VIH-1 sin
causar un efecto significativo
en las células”, que sólo dos años más
tarde se demostraría “el efecto
inhibidor de la curcumina sobre la
integrasa del VIH-1, esencial
para la integración del ARN viral en la
doble cadena de ADN cromosómico
antes de la replicación del virus” y,
posteriormente, que “inhibe la
transactivación de la proteína Tat
segregada por el VIH-1, la cual
podría estar implicada en la patogénesis
del Sida”.
A pesar de lo cual los médicos
– como en el caso del Bio-Bac y del Viusid,
productos ambos de notable
eficacia en casos de Sida- no recomiendan su
consumo a las personas
contagiadas por el VIH.
Es un potente Antioxidante
La Cúrcuma neutraliza en el
organismo el efecto de los radicales libres,
principales responsables de la
peroxidación de los lípidos celulares y del
desencadenamiento de procesos
que llevan a enfermedades graves.
De ahí que su ingesta ayude igualmente a
prevenir numerosas dolencias.
Entre ellas, el Alzheimer.
Así lo afirmaría
por ejemplo un grupo de investigadores de la Universidad de California
(Los Ángeles, EEUU) en un artículo publicado en Proceedings of the National
Academy of Science según el cual uno de los principios activos de la cúrcuma
-la bisdemetoxicurcumina- previene la acumulación de proteínas beta amiloides
en el cerebro –que son las que terminan formando placas y llevando a la muerte
de las neuronas - al
estimular la actividad de las
células macrófagas para que las eliminen. El
director de esa investigación,
Milan Fiala, afirmaría que “es factible la
administración por infusión de
este compuesto de la cúrcuma en pacientes
de Alzheimer para paliar esta
letal y, de momento, incurable dolencia.
Aunque no se sabe en qué dosis
una ingesta normal de la especia puede ser
capaz de lograr esa eficacia”.
Aseveración que luego corroboraría un grupo de expertos del Instituto Linus
Pauling de la Universidad de Oregón (EEUU) explicando que ello se debe a la
acción de los curcuminoides (los
pigmentos que dan color a la
Cúrcuma).
Otros estudios han establecido
además que la cúrcuma protege el ADN
celular de los daños que
provocan los radicales libres de mejor forma
incluso que las vitaminas A y E
(hay investigadores que aseveran que la
cúrcuma es un antioxidante 300
veces más potente que cualquiera de ambas vitaminas).
Previene la peroxidación
lipídica
La peroxidación lipídica es el
proceso que termina llevando en buena
medida a la aparición y
progresión de las dolencias hepáticas, renales,
cardiovasculares y
neurodegenerativas así como a la diabetes y a las
cataratas. Para entenderlo cabe
explicar que se denomina asía la
degradación de los ácidos
grasos poliinsaturados, moléculas biológicas muy vulnerables al estrés
oxidativo. La peroxidación es pues el efecto más
importante de los radicales
libres sobre la célula ya que la degradación o
destrucción de esos ácidos
grasos supone la pérdida de permeabilidad de la
membrana celular y su posterior
muerte. Bueno, pues según algunos estudios una suplementación oral con cúrcuma
reduce la peroxidación lipídica e incrementa los ácidos grasos esenciales en
los microsomas de hígado,
riñón, bazo y cerebro lo que
indica que la especia protege esos órganos de
las alteraciones que podrían
inducir en sus membranas los radicales
libres. Y si tenemos en cuenta
que el hígado es el órgano con mayor índice
de estrés oxidativo
comprenderemos en parte por qué se le atribuyen también – como luego
explicaremos- propiedades hepatoprotectoras. Asimismo se ha comprobado que la
curcumina protege de la aparición de cataratas originadas por peroxidación
lipídica en el ojo.
Es Anticancerígena
La Cúrcuma es eficaz en el
tratamiento del cáncer.
No sólo previene su aparición gracias a su riqueza
en sustancias Antiinflamatorias y Antioxidantes sino que además
se ha demostrado que induce la apoptosis o
suicidio de las células
cancerosas.
La verdad es que durante
siglos la Medicina Oriental conoció y
aprovechó sus propiedades
antiinflamatorias pero el mecanismo de acción
de la curcumina no se
identificó hasta que en 1995 el doctor Bharat
Aggarwal, jefe del laboratorio
de investigación del Departamento de
Terapéutica Experimental del
M.D. Anderson Cancer Center en la Universidad de Texas (Houston, Estados
Unidos) demostró -tras décadas de estudio de las actividades biológicas y
farmacológicas de esta especia- que dicha sustancia desactiva el factor nuclear
kappa B (NF-kB) implicado en la
regulación de la inflamación y
de otros procesos, incluido el cáncer.
Al bloquear la actividad de esa
especie de “interruptor maestro” la curcumina
interferiría con el proceso del
cáncer en su inicio impidiendo su
desarrollo por varias vías:
reduciendo la respuesta inflamatoria,
inhibiendo tanto la
proliferación de las células tumorales como la
transformación de células
normales en cancerosas, induciendo su
autodestrucción y frenando el
crecimiento de los vasos sanguíneos que
alimentan los tumores. Y ni que
decir tiene que esos procesos reducen el
tamaño de los tumores e inhiben
la metástasis. Además la desactivación del NF-kB permitiría que los fármacos
quimioterápicos destruyeran con más
eficacia las células
cancerosas.
Luego, tras ese hallazgo
fundamental, otros muchos estudios de
laboratorio realizados por el
propio doctor Aggarwal y la doctora Razelle
Kurzrock demostrarían que la
curcumina es biológicamente activa frente a
muchos tipos de células
cancerosas - mieloma, cáncer de mama, de vesícula biliar, cerebral, pancreático
y de ovario, por nombrar algunos y además de lo ya dicho induce la apoptosis
de las células tumorales aunque aún no se sepa cómo lo hace. “Lo cierto es que
en el laboratorio no hemos
encontrado ningún tipo de
cáncer - llegaría a afirmar el doctor
Aggarwal - frente al que no
muestre actividad”.
Posteriormente otras
investigaciones – realizadas en el ya citado Instituto
Linus Pauling de la Universidad
de Oregón (EEUU) - establecerían una
relación inequívoca entre la
toma de Cúrcuma y el descenso del riesgo de
padecer cáncer en humanos. Y en
la misma línea se situarían los resultados
de las averiguaciones hechas en
el Departamento de Oncología de la
Universidad de Leicester (Reino
Unido) gracias a las cuales se comprobó
que la cúrcuma resulta un eficaz
supresor natural de diferentes tumores ya
que además de inducir la
apoptosis de las células cancerosas - sin producir
efectos citotóxicos en las
sanas - ayuda al cuerpo a generar antioxidantes
fundamentales como el
glutation.
Asimismo, un grupo de investigadores de la
Universidad de Rutgers (Nueva Jersey, EEUU) comprobaría que la Cúrcuma es
eficaz en el tratamiento del cáncer de próstata. Y otros obtendrían los mismos
resultados en cánceres
de mama, pulmón, piel e intestino.
A lo que hay que añadir que un equipo
de investigadores chinos logró
también establecer su eficacia terapéutica
en casos de cáncer uterino.
Es un excelente
Antiinflamatorio Natural, especialmente de las vías respiratoria y urinaria así
como de las articulaciones
Desde hace siglos las distintas
medicinas herbarias tradicionales de los
países asiáticos han
considerado la Cúrcuma un remedio eficaz para el
tratamiento de la inflamación y
el dolor provocados por la artritis, los
problemas reumáticos y las
dolencias respiratorias que cursan con
inflamación como el asma
bronquial. Pues bien, a raíz de los hallazgos del
ya mencionado doctor Aggarwal
se puso en marcha una intensa labor de
investigación - en universidades
y centros investigadores de la India y
otros países - para intentar
desentrañar los mecanismos por los que esta
especia logra reducir la
inflamación. Lo primero que se comprobaría así es
que la actividad
antiinflamatoria de la cúrcuma se debe a los
curcuminoides en general y, más
concretamente, a la curcumina. Y ello
porque logra modular el
metabolismo del ácido araquidónico e inhibir tanto la vía inflamatoria
cicloxigenasa - que da lugar a la formación de
prostaglandinas y tromboxanos -
como la vía lipoxigenasa - que activa la
formación de leucotrienos
implicados en dolencias como el asma bronquial- evitando así el desarrollo de
los procesos inflamatorios y la agregación plaquetaria. A este respecto, en
1994, los investigadores B. Joe y B. R. Lokesh demostraron que la curcumina
“inhibe la incorporación del ácido
araquidónico a las membranas
lipídicas evitando la liberación de
eicosanoides mediadores de la
inflamación, prostaglandina E2, leucotrieno
B4 y leucotrieno C4 así como de
enzimas hidrolíticas - colagenasa, elastasa
e hialuronidasa - secretadas por
los macrófagos”.
Estudios posteriores – es el
caso de los llevados a cabo en la Universidad
de Arizona (Tucson, EEUU) -
corroborarían la capacidad de esta especia para prevenir la artritis - tanto
aguda como crónica - y para disminuir la
degeneración ósea. Los expertos
de la mencionada universidad comprobarían que la curcumina evita la destrucción
de las articulaciones al inhibir la
proteína NF que controla la expresión genética de sustancias que
producen una respuesta inflamatoria. Según se recoge en los resultados
publicados en Arthitis & Reumatism la cúrcuma altera la expresión de
cientos de genes que intervienen en la inflamación y destrucción de las
articulaciones y evita un aumento de las células que descomponen el hueso en
las articulaciones.
Otras investigaciones
lograrían demostrar que la curcumina es un buen tratamiento – por sí misma o
como coadyuvante - en numerosas dolencias diferentes que tienen en común
la inflamación.
Son los casos de la artritis, la enfermedad
inflamatoria intestinal, el Alzheimer, la
diabetes, las enfermedades
cardiovasculares y autoinmunes...
Descubrimientos a raíz de los
cuales el número de estudios clínicos con
curcumina se incrementaría
considerablemente en los últimos años. Bien,
pues uno de ellos compararía la
acción de los curcuminoides con la de
algunos fármacos
antiinflamatorios - tanto esteroideos como no esteroideos - demostrando que su
eficacia es similar a la hora de reducir la inflamación y el dolor. Con la
diferencia importante de que los curcuminoides no provocan los frecuentes y
graves efectos secundarios de los
antinflamatorios sintéticos. A
este respecto se cree que los principios
activos de la Cúrcuma pueden
disminuir la inflamación reduciendo los
niveles de histamina y,
posiblemente, aumentando la producción de la
cortisona natural en las
glándulas suprarrenales sin producir irritación
gástrica ni afectar al sistema
nervioso central.
Es Hepatoprotectora
Esta cualidad es, sin duda, una
de las principales y más reconocidas propiedades de la Cúrcuma. Y es
que no sólo resulta beneficiosa en caso de problemas hepáticos o biliares
sino que además favorece el buen funcionamiento del hígado
protegiéndolo del estrés oxidativo provocado por los radicales libres y también
de la acción de toxinas y parásitos. Es
significativo en ese sentido el
estudio llevado a cabo con animales por el
doctor Juan de Jesús García
Marín – miembro del Instituto Superior de
Ciencias Médicas de La Habana
(Cuba) - en los que la Cúrcuma logró reducir las lesiones hepáticas provocadas
por la aflatoxina del aspergillus
parasiticus, una de las más
potentes toxinas hepáticas conocidas.
Asimismo, esta especia
disminuye los niveles de colesterol “malo”, ayuda a que la bilis sea más fluida
y aumente su flujo y, en algunos casos, contribuye al tratamiento de
las hepatitis A, B y C. Por otro lado, la curcumina induce la contracción
de la vesícula biliar, previene la formación de piedras de
colesterol en la bilis (al menos en ratones) y contribuye a la regresión de
las ya formadas.
Mejora la salud
gastrointestinal
Otra de las indicaciones de la
Cúrcuma, reconocida incluso por la
Organización Mundial de la
Salud, como ya hemos comentado, es el
tratamiento de la dispepsia,
término amplio que incluye una serie de
problemas digestivos como
malestar estomacal, gases, distensión, eructos,
pérdida de apetito y náusea. Y
es que diferentes estudios clínicos han
logrado demostrar que la
Cúrcuma ayuda a evitar los gases estomacales,
mejora la digestión, es un buen
tónico para el estómago, estimula la
producción de jugos gástricos,
a dosis normales tiene actividad
antiulcerosa (inhibe la
producción de la interleucina-8, citocina
proinflamatoria inducida por la
bacteria helicobacter pylori) y protege la
mucosa gastrointestinal.
Capacidad de protección que se extiende - como se constató en diferentes
estudios - a la prevención de tumores de estómago y
a la inhibición de la
proliferación de células cancerosas en el colon.
Previene las patologías
cardiovasculares
Así lo aseguran científicos como los del mencionado M.D. Anderson de
Houston (Texas, EEUU) o los
citados por los expertos del Instituto de
Nutrición y Tecnología de los
Alimentos de Granada (España) - quienes, tras varios estudios, establecerían que
los componentes activos de esta especia
mejoran la circulación
sanguínea y previenen la formación de coágulos en
la sangre al limitar la
agregación plaquetaria. Por lo que todo indica que
podría ser útil para prevenir
la arteriosclerosis, los infartos, los
trombos, etc. Y además tiene
efecto hipotensor.
Regula los niveles de grasas
en el organismo
La Cúrcuma reduce los niveles
en sangre del llamado colesterol “malo” y
aumenta los del “bueno”.
También reduce los niveles de triglicéridos y
fosfolípidos. Además se ha
observado que bajo los efectos de la curcumina
se produce una reducción
similar de colesterol en hígado y riñón por una
más rápida catabolización de
ese lípido. Y no se debe olvidar que esta
especia logra inhibir la
peroxidación lipídica y proteger los ácidos
grasos poliinsaturados - tan
necesarios para el organismo - de los radicales
libres.
Tiene actividad inmunomoduladora
Además de coadyuvar en casos de
inmunodeficiencia se ha comprobado que provoca un incremento de la actividad
fagocítica de los macrófagos.
Evita la concepción
Expertos de la Universidad de
Filipinas han comprobado que el extracto del rizoma de la Cúrcuma impide la
ovulación, tal como hacen los
anticonceptivos. Además regula
la menstruación y alivia los molestos síntomas premenstruales.
Ayuda a cicatrizar y
revitalizar la piel
Los médicos chinos aplican
extractos de Cúrcuma directamente sobre la piel para ayudar a la cicatrización
de heridas ya que se sabe que tiene
propiedades beneficiosas sobre
los procesos de inflamación, granulación y
remodelación de tejidos.
Asimismo, diversos autores han constatado que
esta especia puede ser útil
para el tratamiento de alteraciones de la piel
tales como la psoriasis,
aquellas provocadas por infecciones bacterianas o
virales y hasta el cáncer de
piel. También tiene utilidad, empleada de
forma tópica, para revitalizar
y mejorar el aspecto de la epidermis.
Y por si todo eso fuera poco
ayuda a mantener las encías saludables,
favorece la eliminación de
toxinas, disminuye las lesiones renales que se
producen en personas con
diabetes y fortalece la energía total del cuerpo.
¡OJO CON LAS DOSIS!
Terminaremos añadiendo que
además de por las propiedades mencionadas la Cúrcuma es muy apreciada en toda
Asia y cada vez más en Occidente - porque no se conocen efectos secundarios
graves tras su ingesta. Sólo se han recogido testimonios de malestar estomacal
moderado y pasajero. De hecho,
las investigaciones del ya
citado M. D. Anderson Cancer Center de Houston (Estados Unidos) afirman que la
curcumina es tolerable e inocua incluso a elevadas dosis orales. A pesar de lo
cual algunos expertos señalan que se deben tener en cuenta una serie de consideraciones
antes de tomarla. Por ejemplo, quienes consuman cúrcuma en dosis altas deberán
evitar exponerse al sol durante periodos prolongados ya que los principios
activos de esta especia parecen aumentar la sensibilidad a las radiaciones
solares.
También deberán evitar su consumo
en exceso o durante periodos largos de tiempo aquellas personas que padezcan
úlcera gastroduodenal. Y a las
personas que sufran cálculos
biliares se les aconseja consultar con un
profesional de la salud antes
de empezar a tomarla. Asimismo, algunos
tratados de herbolaria
recomiendan no tomar dosis elevadas durante el
embarazo ya que puede causar
contracciones uterinas. Por tanto, se puede
decir que, como en muchos otros
casos, de la Cúrcuma se puede hacer uso
pero no abuso.
De ahí que no sea difícil
encontrarla en herbolarios y tiendas
especializadas en forma de
polvo, en extracto o en cápsulas. Lo más
adecuado es que la dosis y la
posología se las indique un profesional de
la salud pero la Organización
Mundial de la Salud dice que lo recomendable es tomar medio gramo tres veces al
día. Sabiendo que la curcumina es más efectiva cuando se toma con el estómago
vacío y de ahí que la recomendación sea ingerirla antes de las comidas.
Por nuestra parte lo que le
sugerimos es que la use como condimento en las comidas en forma de polvo.
Una última sugerencia: si
compra cúrcuma en forma de raíz seca o en polvo guárdela en un tarro hermético
de cristal opaco y colóquelo en un lugar
fresco, seco y sin luz. Así se
conservará mejor manteniendo por más tiempo sus extraordinarias propiedades
terapéuticas.
La Cúrcuma es:
-Analgésica.
-Antibacteriana.
-Anticancerígena.
-Anticoagulante.
-Antihistamínica.
-Antiinflamatoria.
-Antioxidante.
-Antiparasitaria.
-Antiséptica.
-Antivírica.
-Carminativa.
-Cicatrizante.
-Colagoga (facilita el vaciado
de la vesícula biliar).
-Colerética (favorece la
producción de bilis).
-Diurética.
-Estimulante de las
secreciones biliares.
-Expectorante.
-Fungicida.
-Hepatoprotectora.
-Hipocolesterolemiante.
-Tonificante.
La Cúrcuma es útil, entre otras
dolencias, en casos de:
-Alzheimer.
-Amenorrea.
-Arteriosclerosis.
-Artritis.
-Asma bronquial.
-Cáncer.
-Cataratas.
-Dermatitis.
-Desgarros musculares.
-Diabetes.
-Diarrea.
-Dismenorrea.
-Dispepsias hiper o
hiposecretoras.
-Dolor menstrual.
-Dolores musculares y
articulares.
-Eczema.
-Enfermedad inflamatoria
intestinal.
-Enfermedades autoinmunes.
-Enfermedades
cardiovasculares.
-Esguinces.
-Gastritis crónica.
-Gripe.
-Hepatitis A, B y C.
-Heridas.
-Hongos.
-Infecciones en general.
-Malas digestiones.
-Meteorismo y flatulencia.
-Osteoartritis.
-Problemas hepáticos o
biliares.
-Prostatitis.
-Psoriasis.
-Resfriados.
-Tendinitis.
-Úlceras pépticas.
-Uveítis ocular.