PLANTAS PARA EL ESTRÉS Y LA ANSIEDAD
Hans Seyle – quien acuñó el
término “estrés” en los años treinta, afirmó de él que es “el factor que
acelera el ritmo de envejecimiento a través del desgaste de la vida
diaria”.
En realidad, el estrés consiste
en la respuesta no específica del cuerpo a cualquier demanda
subjetivamente excesiva que se le haga. Es el deterioro que se sufre como consecuencia
de las experiencias que le ocurren y que procede de la respuesta del
organismo frente a ellas y no de éstas en sí.
A los acontecimientos que
provocan estrés los denominaremos “agentes de estrés”.
Los agentes de estrés son
diferentes para cada persona pero siempre son aquellos que exceden la
capacidad del individuo para afrontarlos. Cuanto menos sensible en este aspecto sea
una persona, mejor podrá responder y mantener el control... Con ello,
experimentará menos estrés, cualesquiera que sean las exigencias a las
que deba enfrentarse.
Cuando una persona se enfrenta a una
situación estresante acaecen tres cosas: El suceso en sí - Su percepción del
acontecimiento - La reacción de su organismo a
esta percepción.
Aunque no es probable que el
sujeto controle el suceso, sí tiene control sobre lo que percibe. Cuando el
hecho excede su capacidad de encaje, el organismo reacciona
automáticamente y se prepara para resistir o para huir... Y es esta reacción lo que
produce el daño.
El comienzo de la reacción
tiene lugar cuando el sistema nervioso simpático (sistema nervioso
autónomo) se activa por acción del hipotálamo, una pequeña parte del cerebro
que controla las emociones y los procesos inconscientes como la temperatura
corporal, la frecuencia cardiaca, la respiración, el equilibrio de líquidos y
la presión arterial.
Segrega una hormona llamada FLC (factor
liberador de corticotropina), generándose una
serie de reacciones en cadena: se activa la glándula pituitaria que a su
vez segrega ACT (adrenocorticotropina), que
induce en las glándulas suprarrenales la secreción de
cortisol y otras hormonas, como la adrenalina y la noradrenalina.
Estas hormonas y neuropéptidos deprimen el sistema inmunológico.
El hipotálamo provoca también la liberación
de endorfinas-beta, los analgésicos naturales del
organismo para permitirnos resistir la tensión, el dolor y el malestar físico.
Su efecto es ponernos alerta.
Las pupilas se dilatan para dejar
entrar más luz y el vello corporal se eriza para hacernos más
sensibles al tacto. La sangre fluye hacia los músculos estriados y se retira
del sistema digestivo. Esto ocurre tanto si existe un
peligro real como si no ya que si nuestra mente cree que es real nuestro
cuerpo también.
Si verdaderamente existe un
peligro, la reacción resulta muy útil, estamos más despiertos, en
estado de alerta, pudiendo rebasar nuestros límites normales.
El problema reside en que para
algunas personas ese estado de excitación se ha convertido en normal. Se
han hecho adictas al estrés y lo necesitan en un grado cada vez mayor para mantener la misma sensación.
El estrés actúa como una droga, pero sus
inconvenientes son que eleva la presión arterial, incrementa el ritmo
cardíaco, perturba la digestión y deprime el sistema inmunológico
perjudicando también el razonamiento ya que la sangre se retira de los centros
racionales del cerebro para acudir hacia los músculos. Por todo ello, es
evidente que el estrés crónico es perjudicial.
Tras la reacción de estrés el
cuerpo necesita tiempo para recuperarse, para reponer el suministro de
hormonas y neurotransmisores...
De lo contrario, se puede llegar al agotamiento y
las consecuencias pueden ser graves.
Dado que es prácticamente
imposible evitar los sucesos problemáticos, a lo que debemos enfrentarnos es
a los efectos del estrés que esos acontecimientos producen.
Hay quien cree que controla la
situación cuando en realidad sólo está habituándose al estrés.
Una manera de soportar el
estrés a corto plazo es negar que se padece.
Otra, la adicción al trabajo,
que consiste en una fijación y preocupación por el trabajo, más que en los
resultados reales del mismo, y que permite a quien lo sufre desoír y/o
justificar las protestas del organismo.
Otras soluciones a corto plazo son la
cafeína, los cigarrillos, el alcohol, los tranquilizantes y muchos
fármacos, con o sin receta.
Éstos causan otros problemas.
La ansiedad es una emoción
indeseable e injustificada cuya intensidad no es proporcional al posible
peligro que la provoca.
Externamente se manifiesta mediante un estado
de hiperexcitación nerviosa.
Existen plantas medicinales
capaces de aliviar la ansiedad y el estrés aportando relajación y
equilibrio al sistema nervioso.
Como tratamiento Fitoterapéutico para el estrés y la ansiedad se
recomiendan:
- Plantas Adaptógenas - que aumentan la resistencia al
estrés.
- Plantas Tónicas - Revitalizantes - que aumentan la
energía vital con que enfrentarse a las situaciones estresantes.
- Plantas Relajantes y Equilibrantes del sistema nervioso -
que van a modular la respuesta del organismo, haciéndola más suave.
Es recomendable seguir un tratamiento depurativo
paralelo para favorecer la eliminación de residuos y desechos metabólicos
generados durante el estrés.
PLANTAS REVITALIZANTES
Romero (Rosmarinus
officinalis): es una excelente planta Tonificante, muy conveniente en el agotamiento
por excesos intelectuales o físicos y en la fatiga crónica, en
convalecencias y en ancianos. Tiene además propiedades Antiespasmódicas y Diuréticas y,
localmente, es Antirreumático, Antiséptico y Cicatrizante. La
droga son las sumidades floridas.
Menta (Mentha piperita): sus
hojas y sumidades floridas constituyen la droga. Es una planta muy
Tonificante. Además de Digestiva y Carminativa, Colerética, Antiséptica y
Analgésica. En uso tópico alivia las neuralgias y los dolores reumáticos.
Ajedrea (Satureja montana): su
Aceite Esencial rico en timol y carvacrol - le confieren propiedades
Estimulantes del sistema nervioso por lo que estaría indicada en casos de
fatiga crónica, astenia, hipotensión y debilidad general. También es
Carminativa y Espasmolítica, Diurética, Expectorante y Balsámica.
Angélica (Angelica archangelica): es Sedante
y Reequilibrante del sistema nervioso por su contenido en
angelicina y a su contenido en felandreno, debe su acción Antiespasmódica
y Estomáquica. Su acción Equilibradora del sistema nervioso es muy beneficiosa
para personas con estrés, estudiantes en época de exámenes,
convalecientes, etc.
PLANTAS ADAPTÓGENAS
Ginseng (Panax ginseng): la
raíz de Ginseng constituye uno de los mejores Adaptógenos siempre que haya
sido recolectada a partir de los 5 años, que es cuando la proporción de
principios activos es ideal. Si ha sido recolectada antes de tiempo o
se combina con excitantes como el Café o el Té, provoca nerviosismo e
insomnio.
Tiene efectos Antidepresivos y Ansiolíticos y resulta
conveniente en las enfermedades psicosomáticas y el estrés.
Es Inmunomodulador,
Antioxidante, Hepatoprotector, Anabolizante, Afrodisíaco y
Antagonista de algunas sustancias depresoras por sus ginsenósidos, Emenagogo
por sus fitoestrógenos, Hipoglucemiante, Hipolipemiante y Fibrinolítico.
Es rico en Colina, Vitaminas B1, B2, B12, Ácido nicotínico, Ácido
pantoténico y Biotina, microelrmentos como Cobre, Magnesio, Calcio, Manganeso,
Aluminio, Sodio, Potasio y Hierro, y enzimas.
El tratamiento con Ginseng en
mujeres en edad fértil no debe ser muy prolongado pues es Estrogénico.
Eleuterococo (Eleuterococcus
senticosus): la raíz de Eleuterococo actúa de manera similar a la de Ginseng. Es Adaptógena y Estimulante inespecífico
de la actividad física e intelectual. Es también Inmunomodulador, aumentando la inmunidad
humoral, Antioxidante, Anticoagulante e Hipoglucemiante suave.
PLANTAS RELAJANTES Y
EQUILIBRANTES
Avena (Avena sativa): la parte
utilizada es la paja y los granos. Además de vitaminas del grupo
B, lecitinas, enzimas, minerales y diversos oligoelementos contiene un
alcaloide: la avenina, responsable de su efecto Reequilibrante del sistema
nervioso.
Resulta útil en casos de depresión, agotamiento físico y mental,
convalecencias, afecciones digestivas, nerviosismo e insomnio.
Conviene mucho a los deportistas y las madres
lactantes.
Espino blanco (Crataegus
monogyna): tiene efecto Simpatolítico, es decir, Sedante del sistema
nervioso simpático. Resulta de gran utilidad en personas que padecen de nerviosismo que se manifiesta por sensación de opresión en el pecho,
dificultad para respirar, taquicardia, angustia o insomnio. Las flores y frutos
del Espino blanco constituyen uno de los Ansiolíticos naturales más
eficaces que se conocen.
Tiene también acción Carditónica y Antiarrítmica así
como Reguladora de la presión arterial, Miorelajante, Antiespasmódico
suave y Antioxidante.
Azahar (Citrus aurantium): las
flores del Naranjo se emplean como Sedantes y Antiespasmódicas. El Azahar da
buenos resultados en casos de nerviosismo e irritabilidad y no presenta efectos
secundarios ni adicción. Puede darse incluso a los niños como
Relajante. Al provocar una suave sedación, favorece el sueño. Su acción
Antiespasmódica puede ser empleada en todas aquellas dolencias debidas a
espasmos como las jaquecas por espasmo de las arterias, los dolores de la
menstruación (espasmos uterinos) o trastornos digestivos por espasmos del
tracto digestivo, sean o no de origen nervioso.
Lúpulo (Humulus lupulus): es
Sedante e Inductor del sueño. Es también Tónico y Aperitivo (abre el
apetito y prepara al estómago para recibir alimentos al aumentar la
secreción gástrica).
Está indicado en casos de nerviosismo, insomnio y jaquecas
de origen nervioso. El tratamiento con Lúpulo no debe ser muy
prolongado ya que es Estrogénico y Antiandrogénico.
Melisa (Melissa officinalis):
está muy indicada en la depresión nerviosa y el estrés ya que posee una
acción ligeramente Sedante y Reequilibrante del sistema nervioso. Es muy
apreciada en medicina popular siendo útil en casos de ansiedad,
hiperexcitación nerviosa, palpitaciones y dolores de cabeza de origen nervioso.
Pasiflora (Passiflora
incarnata): la droga son las hojas y las flores. Actúa como un Ansiolítico suave
y es una planta muy recomendable para las personas sometidas a escontinuado aunque debe tenerse en cuenta que induce al sueño.
Tilo (Tilia cordata, T.
Platyphyllos): la flor del Tilo es muy efectiva en casos de inquietud,
nerviosismo, angustia e insomnio. Sus efectos pueden tardar en manifestarse algunos
días. Puede darse a los niños. Actúa eficazmente en casos de
cefaleas por espasmos arteriales. La flor del Tilo es también Antiespasmódica y
Vasodilatadora.
Hierbaluisa (Lippia trphylla):
está especialmente indicada en diferentes tipos de alteraciones
nerviosas, sobre todo en casos de ansiedad, donde en ocasiones funciona mejor que los tranquilizantes sintéticos y con la ventaja de la ausencia de
efectos indeseables e interacciones.
Valeriana (Valeriana
officinalis): la raíz de Valeriana produce una relajación del sistema nervioso
central y vegetativo disminuyendo la ansiedad. Su toxicidad es muy
baja y su mecanismo de acción es similar al de los fármacos tranquilizantes
mayores.
Cava-cava o Kava-kava
(Kawa-kawa): la raíz de Cava-Cava posee un efecto Depresor del sistema nervioso
central, produce miorrelajación y es Anticonvulsionante.
Es
ansiolítico natural y se emplea en las alteraciones del sistema neurovegetativo y
en el tratamiento de las convulsiones.
Amapola de California
(Eschsoltzia californica): sus alcaloides tienen una estructura química similar a
los de la Adormidera, por lo que su acción también es parecida aunque
bastante más suave. Se emplea como Tranquilizante, Analgésico e
Inductor suave del sueño.
Lavanda (Lavandula
officinalis): es Sedante y Reequilibrante del sistema nervioso central y vegetativo.
Está indicada en todos los casos de enfermedad psicosomática, neurastenia, nerviosismo, mareos, desfallecimientos,
palpitaciones, etc., de origen nervioso.