Cuando un problema físico se repite con insistencia en dicha zona, hay que revisar el entorno para encontrar la fuente emocional de nuestros problemas:
~ Incapacidad para aceptar lo que se ve, oye o siente. Disgusto por el orden de la vida en general.
~ Tendencia a la apatía sexual y sentimental.
~ Aires de superioridad o de grandeza. Querer elevar artificialmente los orígenes.
~ Querer borrar las propias raíces.
~ Desconexión con la realidad, o buscar refugio en otras realidades.
~ Tendencia a la soledad a ultranza, al hermetismo, a la ausencia. Desprecio hacia lo ajeno.
~ Actitud violenta o destructiva, de pensamiento, palabra o hecho, ante el entorno.
~ Intento de divorcio con la humanidad. Separatismo, intolerancia.
~ Tendencia a cometer errores graves a pesar de saber que se está actuando mal.
~ Querer ser, inútilmente, deferente al resto de los morales.
~ Desarreglos emocionales a nivel general.
~ Remordimientos, traumas infantiles, despecho, desazón, sentimiento de culpabilidad a nivel general. Temores varios a los que no se les quiere hacer frente.
~ Revanchismo, sentimientos de venganza, tendencia al odio, y, sin embargo, pusilanimidad.
SOLUCIÓN
Aceptar con valor el problema emocional e intentar resolverlo, y ambientar el entorno con fragancias de maderas y Azahar…
De Abedul, Abeto, Alcanfor, Benjuí, Cedro, Ciprés, Enebro, Eucalipto, Incienso, Laurel, Mirra, Pachulí, Palosanto, Petitgrain, Pino, Sándalo, Sasafrás, Tea Tree, Tilo…
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