En las plantas hay, como en los seres humanos, componentes masculinos y femeninos, pero unos predominan sobre otros, y eso confiere a los Aceites Esenciales su carácter genérico.
La razón de esta clasificación se encuentra reflejada en las propiedades aromaterapeuticas de las esencias, ya que hay algunos que favorecen o refuerzan la actividad de las hormonas masculinas, como los Aceites Esenciales de Limón, de Tomillo, de Sándalo…, y otros, en cambio, la actividad del sistema reproductor femenino y su sistema hormonal, como los Aceites Esenciales de Naranja, de Rosa y de Vetiver…
Los Aceites Esenciales masculinos tienen una fragancia acre e intensa y comunican calor, suelen ser activadores, estimulantes y elevadores de la energía física y mental.
Los femeninos, en contrario, tienen aromas dulces y delicados, refrescan, relajan y favorecen más en área emocional y espiritual…
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