Cuando los problemas físicos se repiten con demasiada frecuencia en dicha zona, hay que revisar el entorno y buscar la fuente emocional de los problemas:
~ Incapacidad para aceptar lo que nos ofrece la vida.
~ Irritabilidad, negación y disconformidad hasta con el mundo de los sueños.
~ No estar conforme con el paso del tiempo, la propia apariencia o el comportamiento ajeno.
~ Echarle la culpa a la suerte y no al propio comportamiento.
~ Ser luz de la calle y oscuridad de la casa. Es decir, comportarse bien con los ajenos y martirizar a los propios.
~ Incapacidad para mostrar lealtad o fidelidad a los demás, y sin embargo esperar que los demás nos sean leales y fieles.
~ Incapacidad para encontrar el propio equilibrio.
~ Incapacidad para disfrutar de las sensaciones a pesar de tenerlas a mano.
~ Hacer las cosas por interés y no de corazón.
~ Tener problemas para crecer o no desear hacerlo.
~ Creer que por la vía de la violencia se pueden solucionar las cosas.
~ Vivir a remolque de los demás, anhelando e intentando imitar lo que ellos son capaces de hacer, crear o tener.
~ Creer que el placer instantáneo puede producir felicidad, o basar los triunfos personales en los tópicos.
~ Intentar solucionar lo que ya no tiene solución.
SOLUCIÓN
Situar el problema emocional y enfrentarlo con decisión, y ambientar el entorno con fragancias de Lavanda y Romero…
De Geranio, Pino, Menta, Mirra, Eucalipto, Limón, Azahar, Tea Tree, Enebro, Tomillo, Petitgrain, Sándalo, Alcanfor, Abedul, Incienso, Salvia, Bergamota, Clavo, Lemongrass, Pachulí…
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